jueves, 2 de junio de 2011

Matemos al estudiante de teatro marplatense


Déjennos comenzar este post, ilustrados lectores, aludiendo a una cuestión central en el campo de la filosofía, a la que intuimos (por la calidad de sus comentarios) que están tan apegados. Nos referimos al problema largamente considerado del Devenir y la Inmutabilidad. Entendemos que les rompen las pelotas los posteos largos, y aunque –honestamente- nos chupe un huevo, tal vez los tranquilice saber que no pretendemos extendernos demasiado en el asunto… Sólo lo necesario para demostrar que hay un evidente, sólido lazo, que une los preceptos de Parménides y Zenón de Elea con el estudiante de teatro marplatense.
La cosa es así: hace unos 2600 años, más o menos, un señor llamado Parménides se ocupó de plantear algunas cuestiones referidas al ser, al ente. “Todo lo que es –dijo el tipo- es el ente; y es necesario, único, inmutable, inmóvil, inengendrado, imperecedero, intemporal e indivisible”. Tomá mate: de un plumazo el loco negó, entre otras cosas, la realidad del movimiento. “Lo que es, es inmóvil”, dijo.
Un discípulo y coterráneo suyo, Zenón de Elea, se despachó unos años más tarde con varias aporías, que seguramente les suenan, ya que fueron tópico frecuente de conversación en los pubs cancheros de la estimulante noche marplatense. Son las famosas paradojas sobre el movimiento: la aporía de los segmentos infinitos, y la de la bizarra carrera entre Aquiles y una tortuga. Según Zenón –y no lo vamos a contradecir nosotros-, el movimiento no es posible: “Todo movimiento, aun el menor arranque inicial, es imposible por el hecho de que presupone la superación de infinitos puntos (o segmentos) intermedios”. Dijo eso, y dijo que en una carrera entre Aquiles y una tortuga, por más velozmente que corriese el glorioso guerrero aqueo, siempre ganaría aquélla. Lo dijo, en serio. Si no nos creen búsquenlo en la wikipedia, no jodan.
Pues bien, lo que venimos a plantear, arponeros queridos, es que no hay manifestación más clara, prueba más irrefutable de la verdad que encierran los planteos de Parménides y Zenón de Elea, que la existencia del estudiante de teatro marplantense: eso sí que es un ente. Estudiante Neófito de Teatro Eternamente (ENTE), podríamos aventurar… pero es un poco forzado, lo reconocemos.

El asunto, señoras, señores, es que el marplatense que estudia teatro prueba con creces que el movimiento es imposible, que la inmutabilidad es esencial al ente. Ojo, se entiende: ¿quién quiere mutar su condición de estudiante por la de “actor realizado”, sabiendo que el rotundo fracaso es, lejos, la suerte más clara que se puede esperar? Hay más chances de cogerse de parado a Lady Gaga sobre una bicicleta sin rueditas, que de conseguir un pasar digno como actor o actriz en esta fecunda ciudad.
Lo que queda, entonces, es vivir de la ilusión. Armarse una burbujita de pedos, en la que el ente pueda sentir que es un artista incomprendido; la encarnación de los ideales de Stanislavski, Grotowski, Barba, Strasberg y Pipo Pescador juntos, en un medio hostil; un intérprete tanto más genuino y verdadero cuanto mayor silencio le devuelva la platea despoblada, sin quebrar su –autista- obstinación.
Todos conocemos a alguno de estos ejemplares, seguro que sí. Todos tenemos cerca a alguno de estos entes… los reconocerán porque cuando alguien les pregunta, “¿y vos qué hacés?”, responden con una sonrisa como de máscara, y cierta patética solemnidad: “Estudio teatro”. No dicen Trabajo en un supermercado, Mi viejo me pasa plata o Me rasco el escroto en una dependencia municipal, no. Dicen: “Estudio teatro”, como si dijesen Soy libre, He alcanzado una verdad sólo reservada a unos pocos o Tengo la suerte de haber descubierto tempranamente en la vida cuál es mi afortunado sino. Déjense de joder, chicos.
Pero lo que espanta, lo que de verdad da escozor, es todo lo que encierra esa breve afirmación. “Estudio teatro” quiere decir que el sujeto en cuestión ha atravesado, cargado de convicción, todas, o una buena cantidad, de las siguientes estaciones:
- Fue a un taller de juegos teatrales, en el que descubrió las posibilidades expresivas de su corporalidad. Allí: se frotó con personas prácticamente desconocidas; se arrastró –en jogging y camiseta- lustrando el piso mugriento de una sala tenuemente iluminada; y dijo largos textos utilizando una sola vocal, riendo con ganas, como si de verdad fuese gracioso.
- Asistió durante un tiempo a algún curso de clown (tal vez al tuyo, Yanícola, fiel lector de nuestro blog), porque sintió, como una revelación, que detrás de una naricita roja cualquier cosa era posible. Allí: se frotó con personas prácticamente desconocidas; practicó con fervor místico la “mirada a público”; “descubrió su clown interior”, al que bautizó con un nombre absurdo, y de quien habla –aún hoy- en tercera persona; participó de una varieté con un sketch pedorro, y prácticamente improvisado; y descubrió que, detrás de una naricita roja, uno sigue siendo el mismo pelotudo, pero bastante más ridículo.
- Se anotó en el taller de teatro de la universidad, porque pensó que, lo que en realidad necesitaba, era tener una base sólida en su formación actoral. Allí: se frotó con personas prácticamente desconocidas; aprendió a criticar a sus compañeros, y las obras de teatro a las que asistió desde entonces, con palabras importantes y feroces; descubrió el “teatro serio”; lloró en memorias emotivas, como si estuviese masturbándose en público, y le encantó sufrir acordándose de cuando se le murió aquel pez globo, reventado de comida.
- Fue a un seminario de Contact Improvisation, porque le agarró el gusto a frotarse con personas prácticamente desconocidas. Allí: se frotó, mucho, con personas prácticamente desconocidas.
- Se anotó en la EMAD, porque pensó que, bueno, al fin y al cabo, un título no viene nada mal. Allí: se frotó con gente que, a esta altura, ya conocía de todos los lugares anteriores; fue al pedo la mitad de los días, porque hubo paro, o faltó el profesor, o hacía mucho frío y no daba para hacer nada; y se fumó las puestas pretenciosas y pedorras de sus compañeros y compañeras, haciendo que aquellos se fumaran luego las suyas.
- Participó de intervenciones públicas, o performances, en las que se buscaba sorprender con un acto dramático e inusitado a personas que no lo habían solicitado y a quienes, en rigor, les daba bastante vergüenza ajena ver a un grupito de salames embadurnados de merengue y bailando alrededor suyo, muy cerca, como jugando al tradicional “¡El aire es libre, el aire es libre!”. La puta que los parió: si quiero ver teatro voy a pagar una entrada y sentarme en una butaca. No me jodan.

Simultáneamente a todas estas experiencias, nuestro ente fue presentándose a todos los castings habidos y por haber: publicidades televisivas en las que no quedó porque buscaban otro look, por lo visto sólo conseguible en Buenos Aires; cortos de estudiantes en los que, desgraciadamente, sí quedó, y luego anda mostrando como si fuesen maravillosos; películas que iban a revolucionar desde Mar del Plata la historia del cine nacional, pero nunca llegaron a realizarse; etcétera…
En fin, para ir cerrando este post, y que no lloren nuestros lectores menos lectores, podemos concluir que Parménides y Zenón de Elea fueron dos auténticos grosos en la historia del pensamiento, pero olvidaron atribuir algunas otras características al ente que definieron: a las ya mencionadas cabría agregar que éste es inconstante, inmaduro, insoportable, inseguro e improductivo. Un auténtico plomo.
El estudiante de teatro marplatense es una de las más radicales manifestaciones de nuestro patetismo local, una casta de sobresalientes impostores que merece, a no dudarlo, el arponazo definitivo.

lunes, 30 de mayo de 2011

Matemos a los blog de minita


Seguimos trabajando para ustedes. Mientras, les dejamos un nuevo post, en este caso, una colaboración que gentilmente nos han enviado desde algún extraño, lejano y femenino lugar del mundo. ¡Saludos, amigos y enemigos virtuales! (20.000 visitas y casi sin nombrar a Sarlo, es un mérito, o no?)

Internet da para todo. Esta verdad de Perogrullo resulta irrefutable y vigente al enfrentarnos con un flagelo que aumenta exponencialmente conforme se incrementa el acceso a esta herramienta que es revolucionaria en sus posibilidades pero que acaba siendo una navaja en manos de un mono tití en el 80% de los casos.
Digámoslo así: si hoy viniera el señor Internet y dijera “hay que recortar un poco el caudal de información que está circulando, esto es un berenjenal, así no va”, lo primero que deberíamos reclamar que desaparezca son los blog de minita.
El blog de minita es un mal de la época. Mezcla de revista femenina y libro de autoayuda (dos de los productos más nefastos del consumo cultural), éste tipo de bitácora sirve para sostener y alimentar el ego y los conflictos mal resueltos de mujeres de edad variable que no llegaron a superar la fase “salida de la niñez-adolescencia temprana”.
No importa que la autora sea una mujer mayor de edad, casada, divorciada, separada, viuda, soltera empedernida. La dueña del blog de minita usa ese espacio como usa una minifalda: para exponer(se) y ver si otros la aceptan y la quieren y le dan la razón. Para ello recurre al relato básico de experiencias habitualmente personales que no revisten demasiado interés salvo para quién las escribe.
En ese espacio (que tiene porque es gratis como el aire) ella (suelen ser mujeres, mal que nos pese a otras mujeres), cuál vedette de cuarta de Bailando por un sueño, cuenta literalmente de qué va su vida. Ojo, el blog de minita también tiene pretensiones y puede –o no – mechar algo de ficción, habitualmente de bajísima calidad literaria. Porque lo principal del blog de minita es que su autora es mala escritora: poco original, sin estilo y plagada de lugares comunes.
El blog de minita es la recreación del diario íntimo rosa con candadito y llave transformado en acto público. Nada hay más aburrido que el diario íntimo de una chica confundida, salvo el blog de minita (y la revista femenina).
Y sin embargo, funcionan. Algunos blog de minitas reciben visitas y comentarios de otras mujeres igual de tristes y frustradas, que se sienten identificadas con la protagonista cuál si se tratara de la novela de la tarde.
Muestra paradigmática del lugar que Simone de Beauvoir tan bien ha definido (la angustia de ser un género ideológicamente sometido) el blog de minita nivela para abajo la capacidad de abstracción y análisis. Esconde problemáticas reales bajo interpretaciones caprichosas y superficiales que no producen reflexión ni catarsis (una de las funciones primordiales del arte verdadero).
En Internet, no hay nada más trivial que el blog de minita (con excepción de los videos de gatitos de youtube). Incluso la pornografía cumple allí una función social indispensable. Es además otro síntoma de esta posmodernidad desigual, en la que abunda una bajísima capacidad intelectual en todos los estratos sociales, estupidizados por un sistema que incentiva y estimula la negación del sufrimiento y el dolor reales con falsas canalizaciones que no canalizan lo que deberían canalizar.
Señoras, señoritas: es hora de entender que no nos interesa su vida. Que no son escritoras por contar pavadas. Que algunas cosas se resuelven en el diván y que muchas no se resuelven nunca. Tengan amigos, confidentes, personas que las quieran, no se expongan a la risa y la pena que provocan sus tristes confesiones. Si quieren escribir, esfuércense por escribir cada vez mejor, pero por favor, evítennos a quienes tenemos sensibilidad sus berridos. Maduren, que hay mujeres que las necesitan lúcidas y no contando qué pasó el otro día, cuando su jefe las miró mal.
Se los decimos por el bien de todas.

lunes, 18 de abril de 2011

Matemos a Armani


Sábado 02 de abril, 22:00hs. - Creeptown bar: JORGE ARMANI GUITARRA, MARCOS BASSO BAJO ELECTRICO, DANIEL HOYOS BATERIA


Lo anunciaron con tantísima anticipación que despertaron el entusiasmo hasta en el más escéptico de los pesimistas; incluso algún confundido decía por ahí que se trataba de la primera aparición del Gurú del Jazz en Creeptown; esto me trajo alguna confusión porque ya lo había visto yo mismo tocar un par de temas un jueves, en alguna de las jam sessions, medio de incógnito, como quien va a tantear el terreno.

Así que lo fui a ver sin saber muy bien por qué (si, por aburrimiento y porque no hay muchas más opciones a cinco cuadras de mi casa), decía, sin saber muy bien con qué me iba a encontrar; es que aquello de "primera aparición en Creeptown" iba en serio, se trataba de una presentación oficial, nada de jam, nada de zapar, elenco estable y repertorio oficial.

Lo primero que noté fue el ambiente tenso, se podía matar un avestruz con un suspiro, lo que no es nada habitual en Creeptown: la gente pedía silencio y chistaba a cada rato, igual igual a los fanáticos religiosos en la misa (pero es que resultaba tan parecido que no pude evitar la triste comparación); para cuando llegué ya habían tocado un buen rato, era el último tema antes de la primera pausa, el Gran Maestro tocaba sentado, encorvado sobre su guitarra como... como... (ya que hablamos de misa) el jorobado de Notre Dame sobre una de sus gárgolas; sentado en una silla, en Creeptown que no tiene escenario (los músicos están al mismo nivel que el público), quiere decir que la mesa inmediata al maestro, ocupada por tres o cuatro personas, lo tapaba casi por completo, pero esto no impedía que los seis o siete tipos del fondo sufrieran ataques severos de epilepsia cada vez que alguien se cruzaba entre ellos y la banda para ir al baño o pedir una cerveza, impidiéndoles contemplar los cuatro pelos del Sumo Sacerdote que se veían agitados por allá abajo, entre la gente, cerca de la vidriera.

Es que daban ganas de darse vuelta y preguntarles "¿es la primera vez que vienen acá?", pero no sabía qué explicarles primero, si decirles que el boliche se llenaba tanto que era imposible ver a los músicos desde el fondo (lo que ellos no podían saber por que: 1. estos fanáticos exacerbados jamás habían pisado Creeptown, y 2. porque el gran Armani no alcanzó a llenar el boliche), o explicarles que nunca antes habíase agenciado a Creeptown un grupo de espectadores tan violento y mal educado.

Evaluaba este tipo de cuestiones cuando noté que el Pope de las Seis Cuerdas se esmeraba trabajosamente con una balada que derrapaba hacia el silencio, bajando de manera notable los decibeles, espaciando sus notas en una búsqueda de sutil delicadeza musical… esto me hizo suponer una gran compenetración entre él y este público recalcitrante que pedía silencio y obligaba a la gente a correrse; la balada podría haberse titulado: "guarda con mi talento, escúchenlo, no se distraigan, voy a tocar bajito, más vale que a nadie se le escape un pedo..."

Entonces llegué a la conclusión de que se retroalimentaban, él tocaba más y más delicadamente y su público enardecía más y más por escucharlo... claro, supongo, me imagino que se debería a que, durante esas suaves y lentas baladas empalagosas, se puede apreciar el sonido de su guitarra sin esos raros... esos raros... ¿chiflidos? ¿quejidos? ¿gritos? ¿aullidos?... maullidos que acompañan indefectiblemente sus notas más potentes, y que Armani parece incapacitado de controlar, como si se tratara de un caso de posesión demoníaca o mal funcionamiento neuronal, y que provocan el ineludible efecto de absorber toda la atención de la audiencia (que, generalmente y debido a los lugares reducidos en los que toca, se encuentra a medio metro), impidiendo así una correcta apreciación artística de sus habilidades...

(sí, alguien tenía que decirlo)

En fin... cuando todo indicaba que tendríamos un respiro, una pausa, un descanso, el Máximo Guitarrista Marplatense hizo un silencio, se puso de pie... Y DIO UN DISCURSO, así como lo digo... un discurso.

Un momento inefable, una página sin igual en la historia de la música marplatense, una ceremonia, un bautismo, si, eso es lo que fue, un bautismo, el Sumo Sacerdote bendiciendo a la grey, el Gran Padre aprobando el camino elegido por los hijos pródigos, etc... y todos, TODOS, hacían "sí, sí, sí" con la cabeza, mientras Yoda impartía su sabiduría...

Lamentable desde todo punto de vista, no entiendo cómo la gente no empezó a pararse y salir indignada, no sé cómo hacen con el orgullo, con la soberanía personal y con el libre albedrío para metérselos tan hondo en el culo: eso sí, ahora están todos contentos, el jazz de Creeptown tiene sello de calidad Armani iso9000.

A mitad del discurso me fui, no sin recibir los chiflidos de todos aquellos que se perdieron durante una milésima de segundo la posibilidad de hacerle ojitos al maestro; el discurso, esto también hay que decirlo, fue largo, tedioso, por momentos incomprensible y divagante, lleno de autobombo, lleno de "toqué con éste y con el otro y en mis recitales en el extranjero y mi vasta y asombrosa experiencia" etc, etc, etc, con más bendiciones para los músicos y los "amigos de la casa que tanto hacen por la música", EXACTAMEMTE COMO SUCEDE EN LOS ACTOS MUNICIPALES DE INAUGURACIÓN DE UNA ESCUELA, pero doblemente aburrido porque eso no era una escuela y yo, por lo menos, esperaba emborracharme y escuchar buena música, y no sólo no escuché buena música, sino que salí perfectamente sobrio como si me hubieran echado encima un baldazo de agua fría.

No deja de asombrarme la capacidad de ciertas personas para agarrar cualquier cosa que funcione, que sea novedosa, entretenida y llena de la mejor onda, y a fuerza de solemnidad y cara de piedra, convertirlo en algo INSOPORTABLEMENTE ABURRIDO.

viernes, 1 de abril de 2011

Matemos a los psicólogos (de una vez...)


Como se darán cuenta nuestros lectores del blog, seguidores de twitter y comentaristas de facebook (todos más chapas que nosotros, eso está claro, ¿no?) los que hacemos Matemos a las ballenas les regalamos unos buenos morlacos a los psicólogos (lacanianos, freudianos, gestaltistas, etc.); personas que si no son Dios, se le deben parecer bastante. Siempre quisimos hacer un Matemos a los psicólogos, pero tememos las represalias de nuestros analistas (a los que nos vimos forzados a contarles nuestra patología asesina de mamíferos que tiran agüita). Por eso, nos limitamos a aceptar la colaboración de alguien que critica desde adentro las bajezas de su profesión.

¡Ah! Y no busquen muchas soluciones porque la culpa de todo es de nuestros padres.


La psico- maestrita

La psicóloga educacional es un combo de mujer/maestra ciruela/pedagoga/asexuada/burocratizada. Es una dulce psicóloga de hablar pausado en el mejor de los casos; cuando se dirige a las madres de los alumnos les dice cosas como “Mamá, tenés que ponerle límites, él los necesita”. Lo profiere con un dejo cuasi pediátrico, cuasi maestrajardineril, cuasi…pelotudo.

Ama, pero ama, los papeles, los tests de inteligencia, de personalidad, los pedagógicos, el Bender. Le fascina encontrar el rótulo justo para cada niño, diagnosticarlo como ADD (síndrome de déficit atencional, invento de los yanquis que funciona como una bolsa de gatos donde se mete a los niños sin preguntarse, casi nunca, qué es lo que les pasa y por qué).

Adora, como todos en educación, las siglas: M.R. (maestra recuperadora), O.E. (orientadora educacional), M.I. (maestra de nivel inicial) y tantas otras que adornan los textos en los que se hunde con verdadero amor: circulares, modificaciones curriculares desde el Ministerio de Educación, capacitaciones y montones de papeles que circulan con jerga pedagógica e infinitas clasificaciones, más bien inútiles en la práctica.

Trata a todos como si fueran alumnos, combinando una veta interpretadora con una aleccionadora: nunca pierde de vista la moral y buenas costumbres.

Le encanta la psiconeuroinmunoendocrinología, de boga en estos tiempos, y sabe un montón sobre las “funciones ejecutivas” y “de base”, descripciones del funcionamiento cognitivo que delimitan muy bien el pensamiento y suele dejar afuera lo más importante: qué le pasa el pibe en problemas, qué onda la familia, si sufre o qué. Percentiles, siglas y textos de Bohoslavsky y Nassif envuelven a esta prolija psicóloga.

Una variante muy frecuente es la psicóloga educacional desquiciada, al estilo la maestra de Gasalla. Grita, maltrata a alumnos, padres y compañeros de trabajo, pero blande su título ante la primera complicación y en nombre de la psicología hace cualquier barbaridad. Gusta de acciones sádicas con nuevas compañeras de Gabinete y no pierde esa sonrisita sarcástica nunca. Es la que junta la plata para los regalos en los cumpleaños de compañeras de trabajo y despotrica contra el marido toda la maldita jornada laboral. Es en realidad una directora de escuela frustrada, que ahora desquita todo eso con quien tiene a mano. La psicóloga educacional lleva en su corazón a un Sarmiento aguerrido y lo defiende hasta las últimas consecuencias.

Psico- nabo

Una variedad bastante difundida en nuestros tiempos, y quién sabe, tal vez también desde tiempos inmemoriales, es el psicólogo "nabo". Suele ser un sujeto con pinta de nerd-looser, viste camisa a rayas o chomba, pantalón pinzado o jeans clásico, pelo corto. Mantiene una media sonrisa e intenta un gesto intelectual en su mirada, pero no le sale.

El psicólogo "nabo" es más que nada un consejero, que a veces ni sabe bien por qué aconseja lo que aconseja. Habla pausado y asiente con la cabeza (bah, todos los psicólogos asienten con la cabeza), a veces se toma la pera, mira lejos y dice "qué cosa, eh?", una de sus intervenciones favoritas. Es de los que llena los vacíos rápidamente con palabras (cualquiera) cuando el paciente se queda callado o llora; dice boludeces porque no se aguanta muy bien este temita de la angustia ajena. Pero, a la hora de cobrar honorarios, se re aviva.

Es un gran decidor de obviedades en los congresos, presenta trabajos (siempre pero siempre presenta trabajos, "por el curriculum, ¿viste?"), en los cuales no hace más que repetir conceptos de la vida común. El típico trabajo del cual uno podría decir "pero mi vecina opina lo mismo, no hay que ser psicólogo para decir eso". Sin embargo, el "nabo" será muy nabo pero frecuentemente consigue algún cargo de coordinador, jefe, capacitador, etc. Su mediocridad como profesional no quita su intención de gerenciamiento y hasta diríamos, de poder. Ocupa lugares de trabajo en entidades públicas, asciende, tiene personal a cargo. Participa en eventos como del colegio de psicólogos, de salud mental en hospitales públicos, municipalidad, en fin, cualquier sitio de interacción con otros donde despliega su ánimo de nabez, porque es un tipo muy sociable.

Puede ser querible o detestable, según en qué posición quede uno con respecto a él: como paciente, uno lo detesta después de perder un lustro de terapia amable pero poco fértil; como vecino, es excelente.


La psico-loka Mala

Esta variedad se refiere a la psicóloga mala de maldad, no de mala profesional o de escasa formación, aunque pueden darse juntas ambas variedades. En este caso hablaremos de la psicóloga con buena formación psicoanalítica. Esta es la psicóloga que más sonríe, como el beso del mafioso, como la sonrisa de Medusa. Te dice cosas terribles, pero no terribles como cualquier psicólogo que te hace ver lo que te tiene que hacer ver, sino que parece que la dirección, la intención es esa: angustiarte.

Por ejemplo, si le contás que hace tres años que estás sola y no podés concretar una pareja, ella te va a decir “Evidentemente usted disfruta de eso” o “Ahí usted goza”. Mientras empezás a lagrimear y le explicás que eso no es posible, ya que es lo que te trae a la consulta, refuerza: “Si se repite es porque se satisface en algo, Daniela”. Sin más, deja toda su intervención ahí, arrojándote al más absoluto y diabólico silencio. Porque considera, por ejemplo, que es el momento del corte significante (significa que no te va a hacer pensar ni asociar más y se va contenta con la aplicación de la clínica de la angustia, tal como la estudió). Y ya francamente angustiada volvés a tu casa más confundida que antes y ahora culpándote por ser tan enferma de satisfacerte haciendo lo contrario de lo que deseás.

Mientras tanto esta psicóloga se nutre de textos que repiten que al sujeto hay que responsabilizarlo de su goce, pero ella no es muy avispada clínicamente aunque tenga un par de masters hechos, y lo entiende literal: decirle y machacarle esto al paciente sin darle la oportunidad de trabajar las líneas históricas inconcientes que lo llevaron hasta ahí. La cosa es que a la siguiente sesión, la Mala parece ensañarse y te tira con igual artillería, y cada vez más conforme consigo misma. Porque lo que más le interesa es que su narcisismo de analista quede intacto. Cuando un día le planteás que no querés ir más, opina que son tus resistencias al tratamiento y que evidentemente no te gusta escuchar la verdad de la milanesa (aunque dicho más elegantemente).

Ah, y no se va a olvidar de sacarte un ojo de la cara y la mitad del otro a la hora de cobrarte la consulta.

 

viernes, 25 de marzo de 2011

Matemos a los artesanos advenedizos



En un afán de caerle bien a nuestro amigo poeta Gastón Malgieri y para que vean que no tenemos nada en contra de la poesía, nos arriesgamos con unas estrofitas para matar a una especie urbana de saqueadores de la buena fe y el bolsillo.

Un trabajo siempre es digno:
ocho horas, plata en mano.
No jodamos con el arte,
no te hagás el artesano.

Sos mi amiga y te acompaño
a comprar las servilletas
que pegotéas con esmero
en un plato de madera.

Es un genio, no lo duden,
el que inventó el decoupage.
¿Es un arte para pocos?
no, sólo para los desocupauge

Todos cosen, cortan, pegan,
pintan, clavan, copian, arman;
es el infierno del “arte”,
¡a ver cuándo me la maman!

Sos mi amigo y yo te quiero,
pero un límite aparece
si me mostrás una lona
llena de pelotudeces:

prendedores con caritas,
collares de vidrios rotos,
anillos de plastilina,
imanes con varias fotos.

Zapatillas estampadas,
aros con plumas colgando,
remeras deshilachadas,
¡que me la sigan chupando!

Velas con olor a culo,
posavasos al crochet,
bufandas de macramé,
¡hasta un corcho me fumé!

Te visitan y en seguida:
“¿Te muestro lo que fabrico?”
Es el horror, ¡el horror!
Mi cara…no te la explico.

Si un regalo necesito
siempre me caga un amigo
“hago bolsos, ya te muestro”
¡para qué te habrán parido!

Dios hizo el agua y el viento,
inventó el sol y la luna,
y en un descuido nos puso,
¡a estos pedazos de hijos de re mil putas!

miércoles, 9 de marzo de 2011

Matemos a los clowns


Ya de chico odiaba a los payasos, no porque me dieran miedo esas caras pintarrajeadas sino porque la repetición obsesiva en los cumpleaños de la música de Gaby, Fofo y Miliki puede volverte un asesino serial.
Después hubo un momento que me marcó muy fuertemente: durante un viaje en micro fui obligado a ver Patch Adams. Los hechos exactos constan en la causa 14.208 radicada en el juzgado de la Dra. Marchetti, donde denuncio a la compañía de transporte por daño psicológico profundo.
Creo que Patch Adams es la peor película de la historia del cine y reconozco que la insoportable cara de pelotudo altruista de Robin Williams con la naricita roja me pone violento. Por añadidura, la pelí-cula (no puedo usar la versión abreviada del término a lo Fito Paéz) está inspirada en un caso real, que es el de Doherty Hunter quien parece que es el inventor de la risoterapia.  No es aleatorio el apellido del fulano; cual cazador cobarde te agarra cuando estás internado, solo e indefenso. Tal paparruchada no hubiera tenido alcance mundial sino hubiera sido por esa bazofia lacrimógena hollywoodense en la que un médico intenta subsanar las enfermedades de sus pacientes haciendo payasadas. Estos acontecimientos que describo me han inspirado para dejar asentado ante escribano público mi deseo de que en el caso de encontrarme imposibilitado (oscurecida mi capacidad de discernimiento  o impedida el habla), bajo ningún concepto se acerque un payaso pelotudo a mi cama de hospital.
Les pido a los lectores, que quizá estén imaginando que soy un paranoico desquiciado, que se pongan por un momento en el lugar del tipo al que, por ejemplo, le amputaron una pata y encima tiene que bancarse a un clown pésimo que quiere convencerlo de que la risa lo va a curar. ¡Son unos payasos fumados que no causan ni gracia! No entiendo cómo pueden creer que lo que hacen es un servicio a la comunidad. Payasitos del mundo: dejen a los enfermos deprimirse y autocompadecerse en paz.
Pero no. Estamos cercados. La secta de los clowns todo lo infecta: no les alcanza con interceptarte en un semáforo, subirse a tu colectivo (obligándote a escuchar sus tonterías y presionando para que le habilites una moneda), también tienen que ser el número sorpresa del cumpleaños cuarenta  de tu prima (a la que la dejó el marido, tiene tres pibes y el culo tan caído que habría que ir a buscarlo al tercer círculo del infierno de Dante: ergo, no le alcanza  ni  un ejército de clowns para borrar su cara de ojete). Además te venden una rifa con el propósito de comprar narices nuevas de payaso (las del año pasado hubo que tirarlas porque con las gripes y resfríos  ya no había forma de esterilizarlas). Mi hartazgo de los payasos llega al clímax cuando voy muy alicaído cruzando la plaza camino al trabajo y me detiene y taclea un payaso del orto para darme un “abrazo gratis”. ¿Qué mierda le pasa a esta gente? ¡Que me consigan un abrazo gratis de Pamela David (la piba te debe cobrar hasta el mirarla lascivamente)! Nada me provoca más bronca que el hecho de que intente abrazarme un payaso roñoso.
Por otra parte, me veo obligado a concurrir a la varieté de clowns de otra prima. Se trata de  la hermana menor de la anterior que entre cerveza y cerveza en la fiesta  fue cooptada por la secta y ya no hay forma de sacarla de allí. Pero no sólo se trata de concurrir a la varieté (pagar la entrada que nunca es tan barata como lo mugroso de los lugares sugeriría) sino que los payasitos del culo no te dejan en paz en toda la velada: siempre tienen que tocarte, “interactuar” con vos…. hincharte las pelotas porque como no pueden hacer nada gracioso solos necesitan burlarse de los asistentes. Lo que más gracia me hace es que mi prima ya se  autodenomina “clown profesional”, dotada de una “formación” porque se la pasa practicando payasadas: tres veces por semana con su grupo, los fines de semana en Plaza Mitre tirando clavas y cosas así,   insistiendo en  hacer su gracia en toda fiesta familiar y curtiendo el look completo de todo paya: rastas en el pelo (al que añade tintura loca y pañuelos de colores) y pantalones raros gigantes y colorinches que no dejan entrever que con tanto hacer ejercicio  su cuerpo ha mejorado (sí, bueno, payasa o no, drogado igual le das). Es como si nunca más pudieran salir de su papel de clown y tuvieran que interpretarlo mientras toma mate con vos o va a cobrarle la jubilación a la abuelita.
Demás está decir que no le importa un carajo avergonzarte y tenés que aguantarte el papelón de estar emparentado con un clown. Yo antes tenía una prima que estaba relativamente buena, ahora es como que estuviera relacionado sanguineamente con una paciente psiquiátrica que va con su naricita colorada a todos lados inspirando lástima.
Harto de los clowns me tiro del colectivo en movimiento cuando veo subirse a uno al 551. Me hago mierda. Pero el chabón me persigue hasta el hospital con sus trucos, morisquetas y chistes malos. La idea de curarte a partir de la risa es peor que la de un mano santa y evidentemente contraproducente. Salgo corriendo por el pasillo con una pata quebrada, tres costillas fisuradas y politraumatismo de cráneo. Dentro de poco montarán guardia en los velatorios y en los cementerios para no dejarte en paz hasta el último minuto.

lunes, 14 de febrero de 2011

Matemos a los que festejan el día de los enamorados


Era un post obvio, tan obvio que nos daba paja escribirlo, pero mientras mis colegas en esto de arponear ballenas andan escribiendo boludeces (¿payasos?) yo me hago cargo. Y como ustedes, que nos critican pero no podrían sostener la calidad y lo atinado de nuestros juicios sobre TODO, igual se van a quejar, ahí va: matemos a los que festejan el día de los enamorados.

Convengamos en una cosa: San Valentín es un señor gordo y millonario, más que el que inventó Facebook y ahora se está cagando de risa. San Valentín es el gerente de un banco que nunca te va a dar un puto crédito. San Valentín es un gurú, hoy, que vive de los derechos de autor (sí, algunos pueden). San Valentín es cualquiera. Y no importa que sea un invento extranjero, es una reverenda pelotudez.

Matemos a los mogólicos que festejan cualquier cosa, pero especialmente el día de los enamorados. En 2008 le recomendábamos a un “famoso” escritor local que se callara la boca y no nos hizo caso, es más, se hizo la víctima y casi es famoso de verdad. Así que sabemos que ustedes, queridos lectores que no tienen, evidentemente, nada mejor que hacer, después de este post saldrán corriendo a celebrar el inconmensurable amor que se tienen con sus novios/as, maridos/as, concubinos/as, perros/as, amantes/es (deberíamos poner esa nomenclatura tipo noviXs pero imaginen que hablamos de cualquier tipo de relación en donde sí o sí se coje, de eso de trata en definitiva). Y caerán en esta farsa no sólo con besos y abrazos que los convenzan de que sí, vale la pena acercarse, confiar, dar todo por el otro, por esa media naranja que tanto les costó conseguir (una manzana, y cortada por Sofovich hubiera sido mejor como imagen –si se trata de minas, ¡me anoto en cualquier elección de Sofovich!), sino que también comprarán alguna berretada.

Estamos hablando de regalos. Obsequios. Presentes, ¡nunca mejor dicho en este caso! Le regalás un presente a la persona que, no tengas dudas, será tu pasado. Esta es buena, podríamos cortar el negocio del amor con una leyenda oscura: pareja que festeja el día de los enamorados, pareja que se separa. ¡Vamos a armar un grupo de Facebook! No, no podemos, nos echaron de esa fraterna red social (y no vamos a contar por qué, pero sospechamos que el heredero de una librería comercial se enojó un poquito con nosotros… todo porque cuestionamos el concepto de belleza de una admiradora que le dejaba comentarios babosos en cada una de sus fotos… ¿está mal expresarse si la mina tenía una visión deformada de la realidad o está del moño?)

En fin, hace unos días me ofrecieron una cosa tan horrible para agasajar a mi novia que me indigné. Primero, porque me vieron cara de pelotudo celebrador del 14 de febrero. Cara de pelotudo debo tener pero por otras cosas, más dignas, como hacer este blog con mis amigotes (otros tienen más cara de pelotudos pero no matan ballenas sino que aplauden imposturas, frases hechas y forradas bienpensantes por el estilo). Segundo, porque la mierda que me ofrecían bajo la etiqueta de “artesanal” (matemos ya a todos los artesanos que quieren hacer unos mangos extras) no ameritaba que su creador hubiera pasado los nueve meses en el vientre materno. Se trataba de una especie de cuadrito, que no colgarían ni siquiera en una sala de tortura, en la que dos muñecos humanoides (una versión libre de la figura humana, sin dudas) entrelazaban sus manitos (a una, estoy casi seguro, le faltaba un dedo) y se besaban bajo una especie de paisaje campestre y un cartelito que decía, obviamente, “Te amo”. Creo que lo que más me indignó fue el uso de este eufemismo. Es más, tal vez me hubiera bancado el cuadrito lleno de materiales: paja, telas de colores, plasticola brillante, porcelana fría y no sé qué carajo más (compran todo en esa librería del orto que se autodenomina la más barata de todas) si no fuera por esa frase carente de sentido, vacía de contenido, no importa quién o cuándo la diga. Sepan todos ustedes que “Te amo” no significa nada. A ver, ¿no se sienten ridículos apenas la dicen? ¿No sienten que una vez dicha cagaron fuego? Automáticamente hay vía libre para hacer cualquier cosa. Porque es así: una vez que la dijiste, cruzaste un límite, el límite de la tranquilidad y la libertad; en definitiva, la posibilidad de que nadie te rompa las pelotas. Pero para cuando cruzaste esa delgada línea con un “Te amo”, que te transformará en un esclavo y en un energúmeno, ya te diste cuenta y empezás a disimular que te fuiste al carajo. Y coronás la farsa con un regalito cada aniversario y, por supuesto, cada 14 de febrero. Sos patético, pero mientras garches bien, podés hacer la vista gorda, ¿no?

Festejemos amigos este hermoso día, entonces, con un lindo regalito fetichista que condense toda nuestra capacidad amorosa. Colaboremos con la multinacional que se esconde detrás de cada artesano advenedizo que juega con nuestros sentimientos. Ah, y no lo guarden después porque les recordará lo grasas que fueron y la patética historia que tuvieron con lo que seguramente será otro muerto en el placard.

Matemos a los malcogidos

No todos nuestros lectores son idiotas. Uno nos mandó ya hace un tiempo (nos colgamos en colgarlo, es que estábamos empezando el juicio contra Facebook y, como sabrán, abrimos una cuenta en Twitter que nos tiene ocupados intercambiando ideas con una comunidad llena de gente pensante y sabia)  este texto inspirado, entre otras cosas, en algunos comentaristas que nos han dejado gratuitamente sus pensamientos.
Aquí va:

premisa: somos todos unos malcogidos; defensa de la premisa: habrás echado polvos ornamentales con tu chica, pero indefectiblemente algún orificio de tu cuerpo acusa la falta de su provisión cárnica diaria y necesaria para el mantenimiento del equilibrio nervioso/espiritual

y se te viene la crisis a la cabeza, al pubis, a todo el cuerpo, la “angustia del agujero”, enfermedad tristemente descuidada por la ciencia y cuyas gravísimas consecuencias, en la mayoría de los casos, asimilamos a otros trastornos de la personalidad; pero no, todo el problema viene de acá, de coger mal, de que te cojan como el orto (en lugar de por el orto), de que en el seco y poco caudaloso río de tu vida sexual, que a estas alturas se parece más al agua que se junta en el cordón de la vereda que a un río propiamente dicho, en esa sucesión de charcos barrosos y llenos de mosquitos transmisores del dengue, los orgasmos son como las islas paradisíacas que aparecen en la revista caras: un oasis al que sólo tienen acceso otras personas, que viven una vida lejana a la que nunca estarás invitado, y de la que te llegan sólo las fotos y los chimentos de segunda mano

entonces, con el paso del tiempo, aparecen los graves síntomas del malcogidismo: la degradación del cuerpo, víctima del abandono; la histeria colectiva; las prácticas del new age y de las terapias alternativas; la lectura de libros de autoayuda; los cursos de clown, de fotografía, trenzado de canastas, origami, clases de taichi, de yoga, de natación, de tapizado, de tejido en telar, de pintura a la acuarela, cursos de pastelería; también aparece esta necesidad de desagotar la verborragia por cuanto medio se presente, y una necesidad incontrolable de difundir cadenas de mails sobre niños africanos con enfermedades incurables, víctimas de un incendio, de una revolución, de una violación masiva, de un atropello cualquiera; y cuando los malcogidos se reúnen, nacen las asociaciones de los amigos de los animales abandonados en la banquina de la ruta once, y las cofradías de escritores / pintores / escultores / músicos / malabaristas / gays / folkloristas / poetas K / amigos de la ecología / ciclistas / golfistas / filósofos de sociedad de fomento / defensores del consumidor / fanáticos del fútbol / turistas / marplatenses hartos de los turistas / estudiantes de lo inverosímil / cultivadores de marihuana / optimistas / jipis y demás, que se toman un inmenso trabajo para ponerse por nombre un epíteto misterioso que les permita ocultar ese perfil de malcogidos destinados al fracaso

y el gregarismo compulsivo: trabajo esclavo y megaconsumo de televisión, vino con soda en un cuartito con las paredes pintadas de celeste lechoso y dos cuadritos de Quinquela Martín que juntan polvo y telarañas durante veinticinco años, sudoración estival, matrimonio pacífico y tolerante, hijos que no están, flatulencias entre nalgas flácidas pegadas al sofá, dos xanax al día para conciliar el sueño y mantener la calma

las investigaciones más recientes advierten un nuevo síntoma pandémico: la adicción al facebook y demás redes sociales del malcogidismo, la incontrolable tendencia a opinar sobre todas las cosas con la autoridad de la enciclopedia británica, la capacidad inexplicable de escribir engolados, en tonos agudos, como en un chillido infinito, como en un grito que pide auxilio y que se apaga en su propia desesperación

perpetuadores del refrán y las frases hechas, habitantes del lugar común, autistas de la imaginación, militantes de lo políticamente correcto, hijos tontos de la contradicción: hablan de democracia citando a chiche gelblum y no te dejan fumar, ni abortar, ni comprar alcohol después de las 21hs., ni opinar en contra, ni disentir de ninguna manera; se meten con la educación de tus hijos, con el uso y reparto de preservativos, con las reglas del tránsito vehicular, con las normas de urbanidad y buenas costumbres, con los perros que cagan en las veredas, con los travestis, con los políticos, con las enfermedades incurables, con todo lo que les permita quedarse en sus casas sin hacer nada, sin pensar en sí mismos, lejos del espejo del botiquín que guardan a oscuras, bien apartado en el baño húmedo y cerrado bajo llave

el malcogido no resiste la intervención, meterse en tu vida y alzar el índice y dar cátedra; te pasa la lengua fría y mohosa por los muebles, por la cama, por la cocina, por la espalda, y llena todas tus cosas con esa baba rancia y pastosa que cultiva en su boca sin beso, sin sexo, sin alegrías de ninguna especie

malcogidos: con la pésima costumbre de meterse sin permiso con el prójimo para distraerse de sí mismos; y no importa cuánto veneno se le suelte al vecino, ese veneno hay que sacarlo por algún lado, no sea que nos matemos de una sobredosis de nuestra propia ponzoña

Gonzalo Viñao
http://www.costanegra.blogspot.com/

domingo, 16 de enero de 2011

Matemos a la revista Mar del Plata Style & Life


Una crítica recurrente a los médicos y dentistas (estos últimos merecerán un post aparte, pero a sabiendas de que pongamos lo que pongamos de estos sádicos nunca podremos vengarnos por el sufrimiento que nos ocasionan y la plata que nos sacan) fue la antigüedad de las revistas de la sala de espera (bueno, hoy, en un centro cardiológico pueden encontrar una edición de la revista Semanario, de febrero de 1978)1.
No obstante la mano está cambiando y ahora todos tienen revistas flamantes y coloridas en papel ilustración; lástima que son las mismas en donde publicitan los médicos y lo ausente y deprimente de sus contenidos nos hacen añorar una Gente como si de Proust se tratara.
Entre estas revistas tan bonitas, bien diseñadas y plagadas de fotos a todo culo, la más pelotuda es “Mar del Plata Style & Life”. Fue difícil otorgarle este galardón, especialmente cuando la competencia era dura, pero claramente, este bodrio le ganó, por muy poco a 7600.
Como un buen jurado debe justificar su elección para no quedar sospechado de favoritismo, diremos que "Mar del Plata Style & Life" es una revista que ya se pasa de tilinga y frívola. Desde sus editoriales con obvias referencias a las estaciones (“¡¡¡Maravillosa época del año la que se avecina!!! Avanti primavera…”), pasando por la foto de la editora con pose de Chiqui Legrand, continuando por ese índice con tantos títulos en inglés que debimos leerla junto a un Longman (las secciones son “Business”, “Profile”, “Artist”, “Events”, “Interview”, “Celebration”, “Health”, “Tribute”, “Economy”, “Arquitecture”; queridos chichipíos: se incluye un vocablo en otro idioma cuando no encontramos ninguno en el nuestro que equipare su significado), y teniendo en cuenta, por supuesto, sus “notas”: todo en la susodicha revista respira una cosa desagradable. No nos sentimos culpables por atentar contra una fuente laboral porque la mencionada revista la hacen entre cuatro changos: ¡La ausencia de contenidos hace que no necesites de redactores! En una época el responsable editorial era Balmaceda, tipo al que llaman cada vez que hay que escribir algo y que, aparentemente, no sabe decir no ni al proyecto más triste (bueno, por algo será... lo de triste).
El principal problema es que se trata de una revista acerca de nada, repleta de publinotas que el propio auspiciante suministra y que nos sumergen en temas entretenidísimos como cómo se enriqueció Álvarez Argüelles. Esta señora, además de contarnos anécdotas muy aburridas, se jacta de hacer beneficencia cuando se sabe que la caridad bien entendida comienza por casa… por lo que podría dejar de abusar de los pasantes, pagar sueldos decentes y dejar de tratar al personal de su hotel como ratas.
Otra cosa insoportable son las fotos de la "farándula" local. Queriendo emular las revistas porteñas, sacan fotos en la Normandina o el lugar careta de moda. Nos encontramos a la curadora, al poeta, al diseñador y al garca local, todos sonrientes y con copitas en la mano. El estereotipo es un señor delgado muy quemadito, con mucho carpincho y camisa de marca que nadie sabe a ciencia cierta a qué se dedica. Pero ver que esos son los personajes “influyentes” o la “gente linda” de nuestra ciudad realmente deprime bastante.
En el formato virtual de la revista pueden verse las imágenes de estos eventos llenos de sofisticación. Como muestra basta un botón. Por ejemplo, en la inauguración de un nuevo oropelado hotel “La revista Mar del Plata Style & Life organizó el oppening del salón de eventos del Saint Jeanne Hotel Boutique con un desfile con mucho glam”. Después de tan pasmosa presentación bilingüe, miramos las fotos esperando encontrar, a ver...  a Paris Hilton o a Bowie con su novia modelo… pero no, sólo contaron con figuras de primer nivel como Iliana Calabró y María Marta Serra Lima… sin ser expertos en etiqueta advertimos que esta gente no parece muy aristocrática.
Claro que los auspiciantes están totalmente en consonancia con la onda de la revista: Cardón (vestimenta oficial de todo piquetero de campo en 4 X 4), Rumencó (con su odioso lema: otro estilo de vida es posible, y las fotos donde te muestran la mitad de la copa de un árbol: los pobres no tenemos derecho ni siquiera a ver cómo es) y los infinitos desarrollos inmobiliarios que arrollan con todo el patrimonio histórico y transforman la playa en un cono de sombra para realizar torres carentes de personalidad, el producto ideal para un nuevo rico.
Llegados a este punto nos podemos imaginar los previsibles comentarios a esta entrada: decimos todo esto porque somos pobres y envidiosos, unos tristes resentidos que escriben desde una PC con más de diez años color cremita en un departamento interno en microcentro amueblado con los cachivaches que sobraban de la casa de mamá. Todo rigurosamente cierto. Pero ésto no quita el hecho de que estas revistas del orto, con textos imposibles y pura imagen y chivo, apuntan a un público inexistente (¡estamos en Mar del Plata! ¿qué mierda es eso del ABC 1?) y gastan papel al pedo. Ah, pero no somos ecologistas… bueno, matemos a las revistas que se cagan en el contenido y promueven eso de la vida glamorosa y sofisticada, en una ciudad que cada vez se sumerge más en la mierda (literalmente).
Así que ya saben: contenido choto + cero línea editorial + mucha foto = revista fashion.
Pero parece un muy buen negocio... ¡que se venga la revista de Matemos a las ballenas!, aunque debería llamarse: “Kill the whales mag”. Sólo necesitamos un nabo para salir a vender publicidades.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Matamos a Villa escondida

Hace un par de meses se nos ocurrió hacer un Facebook de una agrupación ecologista. La llamamos Villa escondida y la localizamos en la provincia de San Juan. Se suponía que tenían una huerta comunitaria, una escuela, talleres, pero esta gente tan buena y productiva estaba acechada por oscuros intereses, ambiciosos que buscaban quedarse con sus tierras.
Este era el lacónico texto que pusimos:
"Necesitamos tu adhesión para evitar que Villa Escondida desaparezca. Villa Escondida es un conjunto de terrenos en donde vivimos más 60 familias en el departamento de Calingasta en la Provincia de San Juan, desde hace muchos años, cuando estas tierras eran casi desérticas e improductivas y nadie las quería Trabajamos duro para hacer lo que es hoy: tenemos dos grandes huertas orgánicas, tres talleres de oficios (cestería, objetos hechos con material reciclado y cocina), una feria semanal en la que intercambiamos y vendemos lo que producimos y un taller de apoyo escolar y alfabetización. Nunca recibimos apoyo ni plata, nos organizamos para construir un lugar en el que podamos vivir todos y nos autogestionamos a través de una asamblea en la que participan todos los que vivimos en Villa Escondida.
Sabemos que hoy nos reclaman nuestro lugar porque detrás hay oscuros intereses de una empresa que quiere estas tierras, ya que mejoradas por nosotros les son útiles. Creemos que tenemos derecho a seguir viviendo en el lugar que hicimos y que ya conoce una generación entera de nuestros hijos, nacidos aquí.
Con sus adhesiones tenemos más posibilidades de que nuestro reclamo sea escuchado en la audiencia que decidirá nuestro destino, antes de fin de año.
Mucha gente nos apoya, pero queremos agradecer especialmente a la señorita Yolanda y a los chicos de la escuela 15 que nos armaron este espacio virtual para comunicar lo que nos pasa. En cuanto podamos pondremos fotos y les contaremos más de nuestra historia.
Gracias por sumarse a nuestra lucha!"

El facebook enseguida se hizo de muchos amigos, más de quinientos, todos muy contentos con la iniciativa ecológica. Pero el ecologismo y solidaridad de nuestros amiguitos de face es tan fingido como el de la modelo Vanessa Carbonne a la que se ve en la puerta de la embajada de Japón muy preocupada por la matanza de ballenas.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Matemos a los "buena vibra"

 
 
No importa si hacen yoga, gimnasia biorítmica expresiva, meditación, si practican medicina ayurveda, son veganos, tienen su plantación de cannabis, son sufi, budistas, lectores fervorosos de Osho y El secreto, si hacen reiki, interpretan las runas, creen en el calendario maya, el feng shui, la reflexología, consumen flores de bach, discos con sonidos de agua, pajaritos o ballenas,  prueban con hongos alucinógenos, se van a un templo en la India o abrazan árboles en el bosque energético de Mar del Sur. Los “buena vibra” están a la búsqueda de un ALGO que los tranquilice, y en ese periplo probarán con ilusión y candidez todo lo que algún otro limado les recomiende como “LA PAPA”. Se enfermarán, los estafará alguna secta, pasarán las peores vacaciones de su vida en una choza llena de alimañas en el lago Titicaca que les saldrá como una estadía en el Ritz… no importa, los “buena vibra” no claudicarán en su peregrinación con el afán de lograr la “armonización”. Con cero autocrítica te contarán sus experiencias como algo trascendente, revelador,  y se volcarán a la nueva terapia de moda.

Si bien la cantidad de subcategorías de los “buena vibra” es infinita porque todos los días aparece una pelotudez nueva (como por ejemplo, el nuevo grito de la moda “buena vibra”: no vacunar a los pibes; parece que es re cool el retorno de la escarlatina) creemos que básicamente pueden dividirse en tres grandes grupos:

El ama de casa “buena vibra”: tiene cincuenta o más. Está deprimida porque el cuerpo se le viene abajo como el chasis de un Mehari. Los hijos no le dan bola o la detestan. El marido no la escucha cuando le habla, concentrado en el culo de Jessica Cirio, (si está divorciada, peor). Los constantes llamados de los call centers y las publicidades de yogur terminaron con el poco equilibrio interior y autoestima que le quedaba. Entonces, una amiga le recomienda que haga yoga, que le va a hacer “re bien”. Claro que si se hubiera contentado con la grulla una vez por semana no hubiera inquietado a nadie, pero a eso le siguió la consulta a un homeópata, a un médico ayurveda, el cambio en la decoración de la casa según los preceptos del feng shui (todo mira para algún punto cardinal complicado de orientar, hay efectos sonoros por toda la casa y chorrea agua de cualquier cosa que pueda contenerla), la lectura y el subrayado maniático de libros de autoayuda y, por supuesto, la actitud militante. Porque llegás a la casa de Martita para buscar a Pablo y enseguida te empieza a cagar a pedos porque tu “actitud corporal” revela que estás tenso y a la defensiva., porque no debés tomar una bebida fría con la comida caliente y porque percibe una “vibra negativa” en vos, entonces, deberías “hacerte ver el aura”. El ama de casa “buena vibra” te tira por la cabeza una curiosa mezcla de medicina, brujería y religión. Vos vas retrocediendo hacia la puerta, dejando a  Pablito a merced de su madre desquiciada y sus terapias alternativas. Casi era preferible hace unos años, cuando les rompía las pelotas con la religión católica apostólica romana y los retaba porque chuparban como esponjas el fin de semana mientras les cebaba mate. O al menos sonaba menos quemada.

El gerente New Age: otra versión del “buena vibra” es el tipo entre los 40 y  60 años que ascendió en la empresa en la que trabaja de alguna forma que no puede contar, por lo que su mala conciencia no le permite dormir bien. El preinfarto hace un par de años le anunció que un cambio de vida era imprescindible, pero a  esta altura no sabe cómo hacer sin bajarse  del caballo. Lamentablemente, es normal que este tipo de pelotudo sea tu jefe. Lo extraño es que esta gente new age tan preocupada por la búsqueda espiritual suele ser la más terrenal en su vida cotidiana. Va manejando como un demente, habla mil horas por celular, ningunea a las camareras y te cuenta del ayuno voluntario en la India mientras come en el restaurante más caro de la ciudad. En su trabajo es un sacado paranoico y garca. Vale decir: no tienen un ápice de paz interior. A los cinco minutos de terminar su nueva actividad de moda se saca la máscara del relax, cambia la voz meliflua por el tono autoritario y vuelve a la normalidad. Ergo, ¿no debería cuestionarse por un momento si toda esta mierda trascendente le está sirviendo para algo? Porque más allá de no mejorar un carajo, le caga la vida a la gente por partida doble. Por un lado, a todos los que engaña y convence de que tomando un té con orégano y cilantro van a dormir como bebés, cuando el chabón necesita una anestesia para caballos para adormilar la conciencia. Por otra parte, cagan a su entorno, que deberá tolerarle que se haga el relajado por una hora con sus compañeritos de danza expresiva, para que luego le salga la mierda de forma recargada por el efecto de haber estado conteniendo y disimulando.

El  posadolescente rastafari: otra versión de la misma bosta pero un poco más inimputable porque es joven y ahora ser joven en Argentina tiene su encanto. El tipo se la pasa fumando porro todo el día, con un intento de grelos en la cabeza y  ropa que pretende ser muy casual, pero en rigor consta de bastante producción y unas cuantas prendas de marca. Vos llegás a su casa alterado del trabajo, de la facultad o de alguna discusión con tu novia, y tu amigo “buena vibra” casi te convence de que tenés que cambiar de estilo de vida, “bajar un cambio”, tomar las cosas con filosofía y escuchar a Bob Marley. Pero cuando estás en  la hamaca paraguaya fumando un caño caés en la cuenta de que vos no tenés unos padres bienudos que te van a mantener si te quedás una década fumando en estado de hibernación con tu amigo “buena vibra”. Más bien, tu viejo, almacenero italiano que se levanta a las seis de la mañana y que te ayuda a pagar tus estudios, te va a cagar a patadas en el culo si le vas con un discurso sobre respetar los “ritmos interiores” de las personas. Entonces, te levantás trabajosamente de la hamaca y tu amigo “buena vibra”, como siempre, te pide si no le tirás unos mangos para una birra (porque mucha vida natural, pero al escabio le da como loco).
Por suerte, los posadolescentes rasta vibrosos no tienen el defecto del zurdito setentoso así que no te van a atormentar con un falso discurso anticapitalista; éllos pasan el invierno deprimidos a la espera del verano y la ola perfecta para surfear.

Por más que parezcan gente muy diferente, el  ama de casa onda reiki, el posadolescente “buena vibra” y el gerente new age tienen muchas cosas en común. Además de intentar marcarnos un camino que ellos no conocen y que es contradictorio con sus prácticas cotidianas, después de cada intento de encontrar un “algo” que no hallan, les agarra una depresión espantosa y entonces te llaman por teléfono a cualquier hora y tenés que aguantarlos. Pero claro, si llegás a sugerirles que los ves mal y que deberían recurrir a algún tipo de medicación  se indignan mortalmente porque… ¿cómo pretendés que metan en sus cuerpos químicos que los dañan cuando toda solución debe provenir de lo natural? Así que allí tenemos bipolares, psicóticos, depresivos y paranoicos rompiéndoles las pelotas a todo el mundo y probando hoy con un libro de Stemateas, mañana con un ungüento de coco y hablando de la buena y mala vibra como la medida de todas las cosas.


lunes, 8 de noviembre de 2010

Matemos a los fanáticos del fitness



Ya sabemos que van a decir que somos unos gorditos freaks resentidos sentados frente a sus “computadoritas”. Y que nos tenemos que “comprar una vida” como la de ustedes (¿las vidas usadas se publican en De todo? ¿Vienen con GNC?) No obstante, no podemos dejar de manifestar nuestra tenaz e insidiosa aversión por la gente fitness. Esta no puede ser asociada simplistamente a la gente que hace deporte o ejercicio. La mujer y el hombre fitness curten una estética y un estilo de vida muy particular. Veamos.
Un fanático del fitness no se define por la actividad física que realiza ni por la cantidad de horas que le dedica, sino, principalmente, por su atuendo. Se visten con ropa deportiva súper tecnológica: anti transpiración que permite la “respiración” de la piel, liviana e hipoalergénica, y zapatillas con cámara de aire, antideslizante, amortiguadores y hasta ¡cuenta quilómetros! A ninguno le falta el aparatito para escuchar música mientras corre, en su camperita con bolsillito ad hoc para llevarlo con cable y todo.
Van así vestidos a todos lados. Cualquier situación amerita ponerse la ropa fitness: ir a buscar los chicos a la escuela, hacer mandados, pasar por el banco. Así como un judío usa la quipá como orgulloso signo de su religión, un enfermo del fitness usa gorrita fashion. No importa que esté nublado o que se vayan a quedar adentro: la gorrita Nike (o imitación) no puede faltar. Sospechamos que es para taparse peladas o grenchas sucias, pero no tenemos el coraje de sacársela para constatarlo. Estamos a punto de pedir en una solicitada el regreso del jogging (frisado, mejor), una prenda para el deporte y el domingo que puede obtener cualquier argentino y argentina sin gastar una fortuna ni verse ridículo; además, el jogging posibilita la impunidad de estar sucio y deprimido en un sillón comiendo papas fritas pedorras sin tener que aparentar que estamos bien y somos exitosos deportistas.

Otro tema relevante para la gente del fitness es lo que comen y beben. Toman gatorade o powerade o cualquier cosa que termine en “ade”. Desayunan yogur, frutas, jugos, granola, nueces y pasas de uva. Comen ensaladas de más de tres ingredientes (en los restaurantes no lo pueden creer pero logran cobrarles una fortuna cualquier porquería mientras tenga rúcula, queso parmesano y alguna boludez más. Así como abogamos por el retorno del jogging, también pedimos el regreso de la ensalada mixta con cebolla, exiliada de las cartas de todo comedero moderno).La gente fitness se compra esos polvitos mágicos que se usan como suplementos dietarios. Los más fanáticos miran todas las etiquetas de los productos para calcular calorías, valor energético y la presencia de algún ingrediente contraproducente para sus propósitos.
Cuando sacamos, contentos, el paquete de facturas, nos miran con una sonrisa de lástima y con un gesto de conmiseración nos dicen: "yo paso, gracias".

Lo más triste es cuando un domingo al mediodía, después de un asado con torta de postre y de un sábado a la noche de pizza, picada y cerveza, te vas a tomar unos mates a la costa y los ves corriendo, cabeza en alto, mientras vos te comés una bola de fraile ¡Hasta Dios después de crear el mundo descansó el domingo! Y cualquier entidad superior castigaría severamente a un pelotudo que en lugar de lastrarse un buen asado o un plato de fideos caseros se va a correr por la costa tomando agua mineral.

Cuando tienen un minuto libre van al gimnasio: salen de trabajar para meterse por lo menos dos horitas al "gym". Peor los que van antes de ir a trabajar: los ves 6:30 de la mañana dale y dale en la cinta. Uno pasa por un gimnasio y no puede creer la situación: escuchás música a un volumen superior a cualquier boliche; el profesor, como un enajenado, los arenga como una tropa en Afganistán y los pelotudos fitness, desde sus bicicletas que no se mueven, pedalean devolviendo el grito, ¿no es fantástico? (¿Qué diría Bauman de una bicicleta que no lleva a ningún lado?)
Un párrafo aparte merece nuestro bien conocido por todos, olor a chivo. Uno pasa por la puerta abierta del gimnasio y siente que lo voltea un aire denso, húmedo y pegajoso, caldeado de bacterias de humores humanos en franca descomposición.
Nos preguntamos, queridísimos arponeros, ¿cuál es el placer de ir a encerrarse en un tugurio con la música que aturde, un loco que te grita todo el tiempo, tu cuerpo que se agota de falta de aire, dolor muscular, que se empapa de transpiración y se mezcla con el olor de los demás, y encima pagar por eso? Piernas musculosas, colas duras, panzas chatas, mandíbulas cuadradas, brazos que no flamean al ponerle sal a la ensalada (a otra cosa, como una mollejita, jamás). 
Los peor de la gente fitness es el exhibicionismo impúdico de la buena salud y los buenos hábitos. Porque si hicieran todo esto pero dentro de sus casas y corriendo por el living, no merecerían la “impunidad” de este post. Pero no, ellos viven la filosofía del fitness, de la salud a ultranza. Hacen patria. Hablan con orgullo de sus hábitos deportivos. Son los consumidores número 1 de su propia marca de vida sana y de todo lo que vende la televisión para estar divino: masajes, drenaje linfático, lipoescultura, etc. Y te miran como un pobre perejil recubierto de grasa, fofo, obeso y abúlico, que es la verdad, ¡pero nosotros no hacemos apología de eso!
Que quede claro que acá no estamos diciendo que el consumo de ropa, los alimentos balanceados o los tratamientos hormonales, los hacen unos pobres idiotas presos del marketing, no. Es el Actimel lo que les está cagando la cabeza, muchachos.

Podríamos reivindicar este espacio virtual aludiendo a la muerte de Kirchner, como todos los que salieron a escribir o decir algo, pero no se nos ocurre algo mejor que lo de Mirtha Legrand o Nelson Castro (y nunca intentaríamos estar a la altura de los comentarios de Martín “faltan medicamentos en los hospitales y bancos en las escuelas” Caparrós, la nueva Doña Rosa del siglo XXI). Tal vez, con alguna vueltita, podríamos hablar del cuidado de la salud para evitar un infarto, por ejemplo… Pero la verdad, no hay nada como el café, el humo de cigarrillo, el fernet, los asados y mirar fútbol a los gritos deglutiendo facturas de pastelera, antes de dormir una siesta reparadora. 

domingo, 24 de octubre de 2010

10.000 visitas

Llegamos a las 10.000 visitas y por eso queremos rendirle homenaje a nuestros lectores compartiendo los mejores comentarios que nos han dejado. Claro que toda selección es caprichosa y, en este caso, más que arbitraria: en lugar de elegir los más ingeniosos (no había casi ninguno), les ofrecemos aquellos que no pueden disimular su admiración y fanatismo por nuestra tarea arponera. Esperamos, desde lo más profundo de nuestros corazones, que los disfruten tanto como nosotros, que nos cagamos de risa cortando y pegando.
Gracias queridos amigos virtuales!

“Por empezar este blog no tiene sentido ni tampoco su nombre estúpido. Todavía no entiendo qué tienen que ver las...ballenas(??) (hablan de ballenas por peces gordos?? es la única relación que encuentro, pero las ballenas no son peces, sino mamíferos).” (¿ustedes pretenden un blog mejor con estos lectores?, ¿para qué?)

“Nada fabuloso, nada gracioso, muchachos. El otro día vi un árbol. En una rama había un chico que le tiraba piedritas al de abajo. El de abajo, después de patalear un rato, se cansó y se fue. A los minutos el de arriba se puso a llorar porque no sabía cómo bajar.”


"Matemos a las ballenas: veni a tirarme la goma pelotudo a ver si tengo carencia de hierro salame. En 25 años sin carne no me enferme una puta vez, mido 1.83, peso 85 kg y soy campeon argentino de Taekwon-Do." (odiamos la virtualidad sólo porque no podemos conocer personalmente a esta pelotudez de 1.83 metros)

"Que pena que quieras saber mas alla de tu nariz. Yo soy Fabián Spampinato. Y hace exactamente 13 años que no escucho la R&P. Asi que, alguien que no sabe que pasa en TAL lado, es difícil que pueda robarle algo, no?.
No escucho sus programas, ni su artística, ni sus bajadas de línea, porque -realmente- como radio independiente me cuesta horrores bancar lo mío propio como para andar perdiendo el tiempo en "robarle" a otro ideas inexistentes... " (hay que decirle a este señor que escriba más corto, nos "cuesta horrores" leer todo lo que escribe)

Matemos a los médicos rock star

"Te voy a cagar a piñas, pedazo de deforme.
Ya se quien sos."
 

"Bueno, empecemos diciendo que es triste tirar una piedra y esconder la mano. Uds dilapidan a todo el mundo desde la oscuridad y si son mujeres... dónde están los ovarios y si son hombres... les falta un par de algo. Tod@s tenemos derechos a réplica y a conocer la cara de nuestros enemig@s... (yo al igual que Patricia hago pausas, me encanta). Hay algo elemental y es la perilla del dial, no les gusta y bueeeno, cambien de emisora. Una golondrina, no hace la primavera, ni el verano... para un par de renegad@s que no les va Patricia, hay miles que la escuchamos a nível local, provincial, nacional e internacional... y no exagero uds. lo saben, entonces no sean envidios@s, derrotistas, pisa brotes, celos@s, malevolentes o rivales decadentes..." (las negritas son nuestras)

"Me imagino que lo doloroso para aquellos que aparecen con nombre propio, para sus familiares y sus amigos es ser nuevamente humillado. luego de haber sido humillado por Clarín, por no cruzar la alambrada, por levantarse a las cinco de la matina. Mientras tanto la persona que escribe en anonimato no puede ser respondida como marcan algunas reglas. Sin embargo, a la hora de hacer un balance yo me siento feliz que existan páginas como estas, a pesar de que soy el verdadero Carlos Aletto, que por primera vez escribo en este blog (sé de mucha gente que lo ha hecho). Realmente es una humillación lo que ustedes hacen con nosotros, pero bueno "algo habremos hecho" y nos merecemos sus palabras, que quedan eternamente grabadas en las historia de la web, como castigo público. Podrían alguna vez sacarlas, ya cumplieron su cometido y no es para nada agradable… ser “amenazados de muerte” por encapuchados. Piénsenlo." (todavía lo seguimos pensando: ¿será el "verdadero Carlos Aletto"?)


“creo que si no fuera por el anonimato los autores de este blog terminarían en fosas comunes. La bronca de quien es agredido no tiene una época concreta. Si leés más entradas entendés que hay varios que los quieren matar (y no metafóricamente como ellos a las ballenas).”


“Todo tiene un límite: puede que se metan con un escritor al que le tienen bronca (o envidia) o con un músico (porque no entienden la música que hacen. Pero joder con discapacitados... No entiendo a que apuntan...”
 
“a joder con este articulo comoq matemos a las ballenas q chucha acaso ati te gustaria que te maten mierda todos formamos el ecosistema si tuvieras cerebro pusieras cosas buenas no como esto”

En Matemos a Sergio Mileo

"LAMENTABLEMENTE EXISTEN PERSONAS QUE ESCRIBEN COSAS ASI E INCLUSO OTROS QUE LE DAN LA RAZON... SI ES EN JODA ES LAMENTALBLE TU HUMOR Y SI ES POSTA...QUE DECIRTE.. SOS LAMENTABLE COMO PERSONA.!! YO A SERGIO LO CONOCI Y LO ESCUCHE EN VIVO, Y NO TENGO NINGUNA DUDA DE QUE ES UNA PERSONA SENSIBLE ANTE TODO... Y A VOS ANÓNIMO TE RECOMIENDO PRIMERO QUE DEJES LA PC UN POCO Y SEGUNDO QUE AGARRES UN INSTRUMENTO, PERO EN VEZ DE INTERPRETAR COMO DE COSTUMBRE ESA MUSCIA EUROPEA O DEL NORTE IMPERIALISTA QUE SEGURO TE ENCANTA, TE VOY A PEDIR QUE BUSQUES SENSIBILIDAD Y QUE EMPIECES A DARTE CUENTA QUE EN LATINOAMERICA TENEMOS QUE ESTAR UNIDOS..! SERGIO MILEO DESDE VICENTE LÓPEZ - BS AS TE RE AGUANTO.!!! MATÍAS CANARIO LOPEZ" (no podemos responderle a un canario, somos ballenas)

"Persona Racional dijo...
humanos hay millones, y los chinos solo contaminan el ambiente para que dentro de 40 años nos murieramos todos. es mejor que vivan mas ballenas que no nos hacen nada a que vivan los chinos y japoneses que crean misiles capaces de explotar el mundo entero" (la negrita es nuestra, obvio!)


"Panda dijo...
me pareces un idiota que no tiene vida ni nada que hacer productivo y que además no sabe apreciar la buena música no eres más que un imbécil que esta celoso de la gente que si tiene talento personas como tu no sirven para nada ni si quiera merecen vida solo roban oxígeno...eso es todo"

En Matemos al América Libre

"Ángel dijo
Te quiero, oprimidito como todos. como le dijo apu a sus hijos, 'mejor suerte en su proxima vidas'".

"Dicen en la SIDE que se apiolaron de los propósitos de estos muchachos a partir de ese cartel y que en consecuencia reunieron al consejo de seguridad de la nación. Después descartaron la hipótesis de conflicto "porque dónde se vio que un grupo de autoyuda tenga más propósito que ayudarse a ellos mismos", dijeron."


"estas operado del cerebro con el nombre de tu blog!"


 "Todo comenzo con la busqueda de una tarea y entonces encuentro este comentario que me ha hecho reir en cantidad!!! pero ese comen..... estubo un poco pasado!!! pero pues cada cual tiene su manera de pensar!!! y para los gustos los colores!!!! pienso que esto sirven de gran ayuda y experiencias en la vida y por mi parte, es de gran utilidad!!!!!!!!!!!!!!........................................................." (esta parte de los puntitos no la entendimos)

En "Inspiración"

"yo te mato a vos dijo...
No más nabos que vos, que encima te creés que estás en un pedestal. Yo me metía en tu blog en mis tiempos libres en el laburo, pero si me insultás no me meto más.
O sea, andá a cagar."