viernes, 5 de febrero de 2010

Matemos a los evacuados de Machu Picchu


Ya merecían morir por ser tan esnobs de irse al lugar de moda donde van los que creen que ahí nadie viaja. Ya merecían morir por comprar un paquete en una agencia capitalista pero igual jugarla de hippies mochileros. Pero los hechos conocidos por todos incriminan todavía más a esta versión posmoderna y liberal de los vagabundos de Dharma.

Matemos a los evacuados de Machu Picchu porque ahora se hacen los superados émulos del Oceanic 815 que vivieron una experiencia extrema pero antes de viajar fueron tan pelotudos que no se fijaron que la zona a la que se dirigían estaba en plena época de inundaciones. Y si lo sabían, se trata de una pelotudez agravada, son el doble de pelotudos.

Matémoslos porque sencillamente nos molestan, porque eliminándolos hacemos dos favores. Un favor a ellos mismos, que están condenados a vegetar (lo que viene ni siquiera será vida) de la nostalgia del único suceso importante que les ocurrió (a no ser que sean tan pelotudos de reincidir), nostalgia que se transformará en depresión, depresión que dará paso a las adicciones, adicciones que desembocarán en el seguro suicidio. Y otro favor a sus allegados, que deberán soportar las mismas anécdotas durante todos los cumpleaños, navidades, casamientos, bautismos y reuniones de todo tipo que queden de aquí al final de sus vidas.

Matemos a los evacuados de Machu Picchu porque son considerados héroes sin haber hecho absolutamente nada admirable, porque ya crearon grupos de facebook donde se juntarán a a recordar y compartir experiencias, fotos, acnecdotas de nuestra extraña estadia en Aguas Calientes” (sic), o sea que además de ex varados no saben escribir en un teclado y son usuarios de facebook, mereciendo de esta forma una doble o triple matanza.

¡Matémoslos porque buscaban aventura, porque se suponía que iban al encuentro con lo desconocido, pero cuando vino la aventura, cuando llegó el encuentro con lo desconocido en forma de alud de barro y agua, se largaron a llorar y recién se tranquilizaron cuando vino el avión de la Fuerza Área Argentina equipado con mantitas y tecitos para la gripe! ¿Imaginan a un verdadero hippie, a un verdadero mochilero, a un verdadero ser humano con dignidad volviendo a casa a bordo de un Focker F-28 mientras abraza al piloto y mensajea a su mami que está preocupada?

Y conste que los matamos porque ya los rescataron, porque lo ideal hubiese sido abandonarlos, que prueben de su propia medicina cagando entre lo yuyos por toda la eternidad y obligados a limpiarse el culo con hojas rasposas, trabajando para sobrevivir en empleos a los que en su país de origen nunca accederían y finalmente morfándose entre sí como en los mejores y más populares accidentes de la historia.