domingo, 16 de enero de 2011

Matemos a la revista Mar del Plata Style & Life


Una crítica recurrente a los médicos y dentistas (estos últimos merecerán un post aparte, pero a sabiendas de que pongamos lo que pongamos de estos sádicos nunca podremos vengarnos por el sufrimiento que nos ocasionan y la plata que nos sacan) fue la antigüedad de las revistas de la sala de espera (bueno, hoy, en un centro cardiológico pueden encontrar una edición de la revista Semanario, de febrero de 1978)1.
No obstante la mano está cambiando y ahora todos tienen revistas flamantes y coloridas en papel ilustración; lástima que son las mismas en donde publicitan los médicos y lo ausente y deprimente de sus contenidos nos hacen añorar una Gente como si de Proust se tratara.
Entre estas revistas tan bonitas, bien diseñadas y plagadas de fotos a todo culo, la más pelotuda es “Mar del Plata Style & Life”. Fue difícil otorgarle este galardón, especialmente cuando la competencia era dura, pero claramente, este bodrio le ganó, por muy poco a 7600.
Como un buen jurado debe justificar su elección para no quedar sospechado de favoritismo, diremos que "Mar del Plata Style & Life" es una revista que ya se pasa de tilinga y frívola. Desde sus editoriales con obvias referencias a las estaciones (“¡¡¡Maravillosa época del año la que se avecina!!! Avanti primavera…”), pasando por la foto de la editora con pose de Chiqui Legrand, continuando por ese índice con tantos títulos en inglés que debimos leerla junto a un Longman (las secciones son “Business”, “Profile”, “Artist”, “Events”, “Interview”, “Celebration”, “Health”, “Tribute”, “Economy”, “Arquitecture”; queridos chichipíos: se incluye un vocablo en otro idioma cuando no encontramos ninguno en el nuestro que equipare su significado), y teniendo en cuenta, por supuesto, sus “notas”: todo en la susodicha revista respira una cosa desagradable. No nos sentimos culpables por atentar contra una fuente laboral porque la mencionada revista la hacen entre cuatro changos: ¡La ausencia de contenidos hace que no necesites de redactores! En una época el responsable editorial era Balmaceda, tipo al que llaman cada vez que hay que escribir algo y que, aparentemente, no sabe decir no ni al proyecto más triste (bueno, por algo será... lo de triste).
El principal problema es que se trata de una revista acerca de nada, repleta de publinotas que el propio auspiciante suministra y que nos sumergen en temas entretenidísimos como cómo se enriqueció Álvarez Argüelles. Esta señora, además de contarnos anécdotas muy aburridas, se jacta de hacer beneficencia cuando se sabe que la caridad bien entendida comienza por casa… por lo que podría dejar de abusar de los pasantes, pagar sueldos decentes y dejar de tratar al personal de su hotel como ratas.
Otra cosa insoportable son las fotos de la "farándula" local. Queriendo emular las revistas porteñas, sacan fotos en la Normandina o el lugar careta de moda. Nos encontramos a la curadora, al poeta, al diseñador y al garca local, todos sonrientes y con copitas en la mano. El estereotipo es un señor delgado muy quemadito, con mucho carpincho y camisa de marca que nadie sabe a ciencia cierta a qué se dedica. Pero ver que esos son los personajes “influyentes” o la “gente linda” de nuestra ciudad realmente deprime bastante.
En el formato virtual de la revista pueden verse las imágenes de estos eventos llenos de sofisticación. Como muestra basta un botón. Por ejemplo, en la inauguración de un nuevo oropelado hotel “La revista Mar del Plata Style & Life organizó el oppening del salón de eventos del Saint Jeanne Hotel Boutique con un desfile con mucho glam”. Después de tan pasmosa presentación bilingüe, miramos las fotos esperando encontrar, a ver...  a Paris Hilton o a Bowie con su novia modelo… pero no, sólo contaron con figuras de primer nivel como Iliana Calabró y María Marta Serra Lima… sin ser expertos en etiqueta advertimos que esta gente no parece muy aristocrática.
Claro que los auspiciantes están totalmente en consonancia con la onda de la revista: Cardón (vestimenta oficial de todo piquetero de campo en 4 X 4), Rumencó (con su odioso lema: otro estilo de vida es posible, y las fotos donde te muestran la mitad de la copa de un árbol: los pobres no tenemos derecho ni siquiera a ver cómo es) y los infinitos desarrollos inmobiliarios que arrollan con todo el patrimonio histórico y transforman la playa en un cono de sombra para realizar torres carentes de personalidad, el producto ideal para un nuevo rico.
Llegados a este punto nos podemos imaginar los previsibles comentarios a esta entrada: decimos todo esto porque somos pobres y envidiosos, unos tristes resentidos que escriben desde una PC con más de diez años color cremita en un departamento interno en microcentro amueblado con los cachivaches que sobraban de la casa de mamá. Todo rigurosamente cierto. Pero ésto no quita el hecho de que estas revistas del orto, con textos imposibles y pura imagen y chivo, apuntan a un público inexistente (¡estamos en Mar del Plata! ¿qué mierda es eso del ABC 1?) y gastan papel al pedo. Ah, pero no somos ecologistas… bueno, matemos a las revistas que se cagan en el contenido y promueven eso de la vida glamorosa y sofisticada, en una ciudad que cada vez se sumerge más en la mierda (literalmente).
Así que ya saben: contenido choto + cero línea editorial + mucha foto = revista fashion.
Pero parece un muy buen negocio... ¡que se venga la revista de Matemos a las ballenas!, aunque debería llamarse: “Kill the whales mag”. Sólo necesitamos un nabo para salir a vender publicidades.