lunes, 3 de octubre de 2011

Matemos a las vocacionales


            Seamos claros: la palabra no es “vacacionales”, éste no es un artículo sobre turistas, en esta ocasión le toca a la muy abundante fauna local. Y ya sé que esto de “vocacionales” no dice mucho, pero no les encuentro otro nombre; por lo demás, alcanza con salir a dar la vuelta al perro marplatense para encontrar cientos y miles de ejemplares de este… ¿pájaro? no, pájaro no, mejor “insecto”… si, así queda implícito su  carácter de colonia, de colmena, como los borg en viaje a las estrellas.
            Hablábamos de las vocacionales. Se trata de ellas. Las chicas de marcada vocación artística, las chicas con inclinaciones estético-espirituales, amantes de la música y las artes plásticas, la literatura, la fotografía, el cine, la filosofía, o lo que sea que entiendan por todas estas cosas. La más importante característica de la especie: ninguna de ellas hace música, ni literatura, ni pinta, ni canta, ni baila; algunas sacan fotos, pobrecitas, como pueden, otras escriben poemas en los ratos de tedio vital (que son muchos), van al cine arte, a los recitales (y meta youtube cuando no hay otra cosa), al teatro, a muestras y galerías, a todo lo que vaya apareciendo para desagotar un poco esa ansiedad existencial que no alcanza a formar una idea concreta, pero que las tiene como locas, más cerca de los sopores que llegarán veinte o treinta años después, con la menopausia, que de cualquier estado lejanamente parecido a la creatividad y a la inspiración.
               Todas ellas, sin excepción, hicieron su paso con mayor o menor éxito por una o varias de siguientes instituciones marplatenses: Facultad de Humanidades (preferentemente letras, pero también historia y/o filosofía), Escuela de Artes Visuales Martín A. Malharro, Taller de Fotografía de Julián Rodríguez, Centro Cultural América Libre, Escuela de Cerámica Rogelio Iriurtia, y dos o tres más que se nos escapan.
            Estas instituciones son algo así como el medio más (¿menos?) adecuado para ciertas fermentaciones mentales que sólo se producen cuando se encuentra la materia prima más (¿menos?) apta. Sin poner en tela de juicio la honorabilidad de estas venerables casas de altos estudios, sólo interesa llamar la atención sobre la coincidencia estadística: alcanza con preguntarles a las chicas que encontremos en la playa o en la noche marplatense dónde han estudiado, para saber si se trata o no de una vocacional.
            El humilde cronista sostiene la opinión de que es el tedio, ya mencionado, el que las pone en ese estado tan característico de frenesí estético. Una imaginación sobrestimulada por los medios de comunicación e internet, una infancia consentida (o quizás problemática), una adolescencia rebelde que no encontró contra qué rebelarse, un ansia hormonal indómita pero firmemente envasada con el packaging de la vida conservadora.  
            Las vocacionales, por lo demás, son fáciles de matar: abrimos un falso curso de clown al que infaliblemente concurrirán TODAS y cada una de ellas, y entonces sólo es cuestión de combinar pólvora con imaginación.
            Y de paso nos preguntamos: ¿qué pasó con las estudiantes de derecho, de economía, de biología y –por qué no– de ingeniería? ¿dónde están las odontólogas, las diseñadoras, las arquitectas? ¿todavía quedan mujeres interesantes o es que nos tendremos que conformar con tatuajes, piercings y parietales afeitados forever?

sábado, 1 de octubre de 2011

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Las urnas no mienten (tal vez  exageran un poco). Y el sábado 10 de septiembre, en algo que han dado en llamar Fiesta Psicofango (nadie sabe muy bien qué es, ¿un mito urbano, quizás?) hubo una convocatoria para que nuestros lectores, que siempre nos están puteando porque no direccionamos bien los arponazos, dejaran sus propuestas.
Los resultados arrojados por las primarias aparecen aquí abajo, pero queremos aclarar que nuestra incipiente fuerza política no nos permitió fiscalizar la mesa (cuidamos la integridad física de nuestros militantes antiecologistas). De manera que, como paranoicos  Duhaldes, desconfiamos de los candidatos y la cantidad de votos válidos emitidos. Creemos que varios entusiastas sufragiaron reiteradas veces y, además, en el marco de la elección (sexo, drogas y rock & roll... ah, parece que literatura también nos dicen por la cucaracha), estamos seguros de que no se respetó la veda. Pero lo que fundamentalmente ponemos en duda es el accionar de la Junta Electoral y el escrutinio. Esto es: no nos hacemos cargo del posible fraude y sus consecuencias. Así está el país.


Agustín Marangoni 12

Los dueños de la verdulería Juan & Pablo (x la foto de los hijos) 2

Matías Moscardi 17

Tantra 6

Dios los cría 9

Salomar 12

Jupi (es un sucio de mierda) 1

Ana Porrúa 6

José María Casas 23

Luciana Caamaño  19

Suplemento de Cultura, diario La Capital 15

Leo Ferro 14

Gabo Ferro 21

Marcelo Gobello 9

Virginia Ceratto 4

Mauricio Espil 5

Luis María Stanzione 3