Los muy pelotudos se creen escritores por subir huevadas a la red todos los días. Es claro que la existencia de los blogs parece democratizar el oficio del escritor. Ahora publica cualquiera, y encima, como el único canon actual para saber quién es quién en el mundo es lo que dicen google o wikipedia, entonces rápidamente el blog los lleva a un estrellato ilusorio en la red.
Si siempre pretendió ser fotógrafo, sube sus fotitos; si tenía veleidades de poeta, sus versitos; si pretendía ser periodista, sus opiniones tontas sobre la realidad. Si siempre soñó con trabajar en la revista Barcelona, crea un blog de supuesto humor irónico. Encima, la publicación de un par de libros sobre blogs: Buena leche (diarios de una joven no tan formal) y Bestiaria, le crean la ilusión de que tecleando todos los días en blogger va a acceder a un poco de celebridad.
Se preocupa por el diseño y a las plantillas grasas que le ofrece blogger o wordpress o lo que sea, le agrega relojitos, etiquetas y cuadritos con encuestas o datos del clima; lo desvela la forma de incorporar fotos, videos o música de fondo; cambia los colores y le consulta a los visitantes qué les parece.
No obstante, una de las peores cosas del blogguero es que cree ejercer una autoridad y un poder desde su pedestal virtual (che, nosotros lo tenemos de verdad: compramos unas columnitas como las de las joyerías marplatenses y desde ahí le damos a las teclas) . Enseguida le sale el enano fachista, y le encanta retar a los comentaristas o eliminar los comentarios que no le parecen inteligentes (o que lo putean o contradicen); de repente se da el lujo de no permitir comentarios en una entrada (lo que dice es innegable o inmejorable como para ameritar comentarios). Y todo como si los únicos visitantes de su página no fueran, en definitiva, familiares y amigos, que le hacen el juego para no tener que soportar la eterna queja del escritorzuelo frustrado, o para tener, finalmente, algún tema de conversación.
Le parecen tan importantes visitas y comentarios, que pasa totalmente por alto que más de la mitad de los visitantes llegan por error ya que el nombre induce a equívocos y no permanecen más de un minuto. La trascendencia queda garantizada, aunque esté cimentada en la inquina o la burla. Igual de boludo que el que tiene un facebook con 347 amigos que no conoce, el blogguero se cree muy piola porque al ponerle un nombre pornográfico a su espacio logra que algún pajero de la red lo encuentre.
Celebrando las mil inútiles visitas a este ridículo espacio, Matemos a las ballenas les agradece la participación (para los que escribieron en los comentarios y piden la publicación: dénse por publicados, ya usaron el espacio y serán leídos), las recomendaciones y las amenazas. Los invitamos a seguir defenestrándose como lo hacen en los comentarios, mientras se engañan pensando que los malos somos nosotros.
Si siempre pretendió ser fotógrafo, sube sus fotitos; si tenía veleidades de poeta, sus versitos; si pretendía ser periodista, sus opiniones tontas sobre la realidad. Si siempre soñó con trabajar en la revista Barcelona, crea un blog de supuesto humor irónico. Encima, la publicación de un par de libros sobre blogs: Buena leche (diarios de una joven no tan formal) y Bestiaria, le crean la ilusión de que tecleando todos los días en blogger va a acceder a un poco de celebridad.
Se preocupa por el diseño y a las plantillas grasas que le ofrece blogger o wordpress o lo que sea, le agrega relojitos, etiquetas y cuadritos con encuestas o datos del clima; lo desvela la forma de incorporar fotos, videos o música de fondo; cambia los colores y le consulta a los visitantes qué les parece.
No obstante, una de las peores cosas del blogguero es que cree ejercer una autoridad y un poder desde su pedestal virtual (che, nosotros lo tenemos de verdad: compramos unas columnitas como las de las joyerías marplatenses y desde ahí le damos a las teclas) . Enseguida le sale el enano fachista, y le encanta retar a los comentaristas o eliminar los comentarios que no le parecen inteligentes (o que lo putean o contradicen); de repente se da el lujo de no permitir comentarios en una entrada (lo que dice es innegable o inmejorable como para ameritar comentarios). Y todo como si los únicos visitantes de su página no fueran, en definitiva, familiares y amigos, que le hacen el juego para no tener que soportar la eterna queja del escritorzuelo frustrado, o para tener, finalmente, algún tema de conversación.
Le parecen tan importantes visitas y comentarios, que pasa totalmente por alto que más de la mitad de los visitantes llegan por error ya que el nombre induce a equívocos y no permanecen más de un minuto. La trascendencia queda garantizada, aunque esté cimentada en la inquina o la burla. Igual de boludo que el que tiene un facebook con 347 amigos que no conoce, el blogguero se cree muy piola porque al ponerle un nombre pornográfico a su espacio logra que algún pajero de la red lo encuentre.
Celebrando las mil inútiles visitas a este ridículo espacio, Matemos a las ballenas les agradece la participación (para los que escribieron en los comentarios y piden la publicación: dénse por publicados, ya usaron el espacio y serán leídos), las recomendaciones y las amenazas. Los invitamos a seguir defenestrándose como lo hacen en los comentarios, mientras se engañan pensando que los malos somos nosotros.
11 comentarios:
Buenísmo! Con la excusa de que se matan hasta a ustedes mismos justifican criticar a todos. Quieren que nos sigamos matando? habiliten los comentarios sobre Aletto. Ah! El seguidor ese llamado payaso Virutita cuyas voces en la cabeza le ordenan matar, está mucho peor que ustedes.
Muy buen blog Virginia!!!
Si, soy un escritor y fotografo mediocre, y sé las mayorias de las visitas entran por buscar en google exactamente lo opuesto de lo que encuentran... voy a pegarme un tiro, chau.
Ahora para ser coherente, suicidate al aire en el micro de Luis María Stanzione.
Hablando de ¿otra cosa para cuando matemos a Stanzione? ya hizo mas que meritos...
Perdon:
Hablando de otra cosa, ¿para cuando Matemos a Stanzione? Ya hizo mas que méritos...
perdón, pero el debate está muy disperso: algunos se agreden en la parte del gestor cultural, otros acá y otros en la última entrada. Ponganse de acuerdo y unificamos los chismes e insultos en un solo lugar.
El Gran Payaso Virutita los invita a hacerse una masacre en su blog. El gran Payaso virutita quiere sangre, mucha sangre, mucha mucha sangre... La sangre lo hace feliz.
si piensan eso para que hacen un blog???? hacen los mismo que critican, en mi barrio eso se llama doble discurso.
uy!
matemos a los que dicen "es en mi barrio"
quisimos decir
"ESO en mi barrio"
Los blogs son siniestros. Uno llega de casualidad y se queda un minuto. Pero lo peor es cuando tenés un amigo autor de un blog que te persigue preguntándote si leíste su último post.... qué pesado!!!!
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